Leer Para Sanar

Este programa, ejecutado en convenio entre Méderi y Fundalectura, abarca la adquisición, organización, conservación y suministro de materiales y servicios bibliotecarios que pueden, conforme a las necesidades de cada paciente, contribuir a la atención integral para su recuperación, dar seguridad y alivio a su pérdida de autonomía, contribuir al mejoramiento de su rendimiento cognitivo y funcional, evitar la desconexión del entorno y fortalecer las relaciones sociales.

La función principal de “Leer para sanar” radica en la posibilidad de facilitar libros de distintas temáticas a pacientes y visitantes para que su estadía en nuestros hospitales sea más confortable, amena y provechosa.

Inicialmente “Leer para sanar” va dirigido a los pacientes que se encuentran en los pisos de hospitalización de los hospitales Méderi. En cada sede se ha estructurado un espacio para el almacenamiento del material y se capacitó a tres promotores (dos para el Hospital Universitario Mayor y uno para el Hospital Universitario de Barrios Unidos) quienes se desplazarán por los pisos ofreciendo a pacientes y familiares la posibilidad de un acompañamiento a través de un libro.

Sonrisas y poesías en el hospital

"Se puede hablar de lectura antes de la escritura porque en su capacidad de leer la voz y el rostro el bebé pone en movimiento una actividad interpretativa que permanecerá como centro de la creación del sentido para la psiquis humana. Esto permite decir que de cierta manera el acto de la lectura está en el origen de la actividad del pensamiento".
Evelio Cabrejo Parra
Portada del libro Nicolás Guillén



Promotor de lectura: Andrés Monroy

El programa de madre canguro es uno de los espacios que visitamos en el Hospital Universitario Mayor con Leer para sanar, con el cual buscamos que las visitas de control médico tengan un elemento de exploración enriquecedora para los bebés y sus padres gracias al contacto con diversos materiales de lectura.

Las escenas en el pasillo de espera son muy diversas. Encontramos a tías que leen con sus sobrinos. abuelas que le muestran imágenes a sus nietos y a padres que se divierten con sus pequeños hijos. Este último caso lo observé el jueves cuando los papás de "Paula" (una niña de 11 meses) escogieron el libro de poesía "Por el mar de las Antillas anda un barco de papel" del escritor cubano Nicolás Guillén. La lectura la comenzó el papá de "Paula" y poco a poco se fue involucrando la mamá al ver que la niña escuchaba con atención a su padre. El libro se presta para jugar, cantar e interactuar y eso hizo que la participación entre los padres fuera tan atractiva para "Paula", que seguía las rítmicas palabras que sonorizaban sus papás. 


Cuando terminaron el libro de Guillén, todos los miembros de la familia quedaron antojados de seguir leyendo más poesía, así que les presté el libro "Trabalenguas" de David Chericián, otro escritor cubano. El clima festivo subió en intensidad a medida que cada uno de los padres leía cada trabalenguas, y al equivocarse estallaba en carcajadas, que eran seguidas por las risas de "Paula" que se sumaba a la celebración. Esta actividad era tan emocionante, que otros padres o visitantes del hospital observaban con interés lo que estaba ocurriendo alrededor de "Paula", que era el centro de la lectura de sus padres.
 
Cuando llamaron a "Paula" al consultorio, la familia se despidió con una sonrisa de  satisfacción en sus rostros, y esta vez fui yo el que les agradeció la oportunidad de ser el observador de la unidad emocional que se genera alrededor del amor y del lenguaje.

Portada del libro "Trabalenguas" de David Chericián tomada de