Leer Para Sanar

Este programa, ejecutado en convenio entre Méderi y Fundalectura, abarca la adquisición, organización, conservación y suministro de materiales y servicios bibliotecarios que pueden, conforme a las necesidades de cada paciente, contribuir a la atención integral para su recuperación, dar seguridad y alivio a su pérdida de autonomía, contribuir al mejoramiento de su rendimiento cognitivo y funcional, evitar la desconexión del entorno y fortalecer las relaciones sociales.

La función principal de “Leer para sanar” radica en la posibilidad de facilitar libros de distintas temáticas a pacientes y visitantes para que su estadía en nuestros hospitales sea más confortable, amena y provechosa.

Inicialmente “Leer para sanar” va dirigido a los pacientes que se encuentran en los pisos de hospitalización de los hospitales Méderi. En cada sede se ha estructurado un espacio para el almacenamiento del material y se capacitó a tres promotores (dos para el Hospital Universitario Mayor y uno para el Hospital Universitario de Barrios Unidos) quienes se desplazarán por los pisos ofreciendo a pacientes y familiares la posibilidad de un acompañamiento a través de un libro.

Reflexiones


Por Andrés Monroy 
Promotor de lectura

 Foto tomada de wallshark

En estos estos días me he tomado un tiempo para investigar y reflexionar más acerca del oficio de la biblioterapia. Han sido muchos los descubrimientos, entre los cuales esta la lectura de la antropologa francesa Michéle Petit, quien estuvo recientemente en Bogotá como invitada de honor en el II Congreso Iberoamericano de Lengua y Literatura Infantil y Juvenil, que se realizó en la biblioteca Luis Ángel Arango.

Uno de los temas que le interesan a la profesora Petit es el efecto que tiene la lectura literaria en la elaboración de la identidad de cada persona, y como lo ayuda a sobrellevar los momentos más díficiles de la vida.

En el hospital, vemos día a día como los pacientes y acompañantes se acercan a los libros del programa de Leer para Sanar con la idea de encontrar algo especial, ya sea una idea, un verso, un cuento, un chiste, una receta de cocina, una información para cuidar su cuerpo, y de esta forma empezar a recuperar algo de lo que hasta antes de la llegada del carro portalibros, no tenían, ya sea porque lo perdieron momentaneamente al ingresar al hospital o porque no tuvieron la oportunidad de apreciarlo en sus vidas.. Con esta reflexión no quiero generalizar, que todos las personas que disfrutan del programa, tengan un vacío que sólo la lectura puede llenar, pero si estoy seguro, que para muchos pacientes, de todas las edades y todos los niveles socioeconómicos, el servicio de prestamos de libros y las actividades de lectura en voz alta realizadas por los promotores de lectura, son un oasis de aliento en el difícil transito de estar separados de su cotidianidad.